El Acero inoxidable
Se trata de un acero, cuya característica principal es que presenta cierta resistencia a la corrosión. Específicamente, es una aleación con base de hierro y contenido en cromo de alrededor del 12%, que le confiere propiedades anti-corrosión en atmósferas no contaminadas. De este modo, en presencia de oxígeno crea una película invisible, que se regenera constantemente, e impide la corrosión del acero.
Sin embargo el acero inoxidable no es un solo material: hay muchos tipos diferentes, con diferentes propiedades y distintos niveles de resistencia a la corrosión. Los aceros inoxidables más empleados en construcción son los tipos AISI304 y AISI316.
Los aceros inoxidables que solemos emplear en INGADESA son: AISI304, AISI303, AISI316 y AISI316L.
AISI304 Es el acero de referencia en la serie austenítica Cr-Ni; puede decirse que el resto de aceros inoxidables son variaciones de este.
AISI303 Con propiedades similares al AISI304, pero más sencillo de mecanizar.
AISI316 Con resistencia mejorada a corrosión por picadura (mecanismo de corrosión típico en acero inoxidable). Su resistencia a la corrosión es mayor respecto al AISI304, por lo que requiere menor mantenimiento.
AISI316L Con resistencia mejorada a corrosión por picadura (mecanismo de corrosión típico en acero inoxidable). Además tiene mayor resistencia a corrosión intergranular tras exposiciones a altas temperaturas; por ejemplo, tras ser soldado en obra.
Elección de aceros inoxidables
AISI304 es adecuado para la mayor parte de aplicaciones interiores y exteriores, con bajo riesgo de corrosión, incluso con mínimo o nulo mantenimiento. En ambientes moderadamente corrosivos, AISI304 puede emplearse con acabado superficial pulido de grano muy fino, si se garantiza una limpieza regular. AISI316, con un acabado apropiado, es adecuado para la mayor parte de ambientes corrosivos, garantizando poca o muy poca limpieza. En ambientes muy corrosivos, se puede emplear AISI316 si se garantiza una limpieza muy regular; si no, es necesario un acero inoxidable con mayor resistencia a la corrosión.
Mantenimiento y limpieza
Tratado o almacenado de forma incorrecta, cualquier grado de acero inoxidable puede mancharse u oxidarse. Para mantener una apariencia óptima, la superficie debe ser limpiada con regularidad. Por lo general, el proceso de mantenimiento estándar, a realizar como mínimo una vez al mes en ambientes corrosivos, es el siguiente:
++>Se humedece la superficie con agua del grifo y se frota con un trozo de tela suave (microfibra por ejemplo) hasta que la suciedad desaparezca. Una vez limpio, se seca la superficie con otro trozo de tela suave.
++>Si la suciedad no desaparece, se puede emplear un detergente de pH neutro, que no deje recubrimiento. Los lavavajillas o champús para carrocerías de vehículos suelen ser más eficaces que los limpiacristales. Una vez limpio, se enjuaga con agua del grifo y se seca la superficie con otro trozo de tela suave.
++>En todo caso es importante comprobar que el limpiador no contenga cloro o cloruros (ácido clorhídrico, ácido muriático, ácido hidroclórico, agua fuerte o salfumán, lejía, etc) y sea de pH neutro. En el caso de que contenga niveles bajos de cloro o cloruros, es muy importante aclarar bien cualquier resto de limpiador, o puede incrementar el riesgo de corrosión.